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La crisis de los microchips

 

Seguro que últimamente has oído hablar de la crisis de los microchips. Y es que muchas empresas se han quedado paradas por la falta de suministros de estos componentes electrónicos. Pero…

¿Qué es exactamente lo que ha pasado y en qué me afecta como consumidor?

Empecemos por lo básico: los microchips son estructuras de materiales semiconductores que sirven como procesadores de los dispositivos electrónicos y, a día de hoy, se utilizan en la mayoría de productos de uso diario.

 

 

En marzo de 2020, al igual que pasó con el resto de industrias, las fábricas de microchips cerraron debido a la pandemia. A la vez, la demanda de ordenadores, videoconsolas y electrodomésticos, se disparó en los meses de confinamiento. Cuando se reanudó la producción los fabricantes de componentes electrónicos no daban a basto, incluso algunas grandes marcas tuvieron que retrasar el lanzamiento de nuevos productos por el desabastecimiento. 

 

 

La puesta en marcha de nuevas plantas de producción no llega lo suficientemente rápido y requiere inversiones muy elevadas, así que se prevé que la escasez de suministros perdure al menos un año más. Las consecuencias empiezan a notarse en todos los sectores: plantas automovilísticas paradas, listas de espera para adquirir móviles o consolas y aumento de los precios en el mercado. Un panorama preocupante para productores y consumidores, que esperemos no se prolongue demasiado.

 

La demanda de microchips no para de crecer, no sólo por el uso generalizado en los objetos de uso cotidiano, sino también por la implementación de las nuevas redes 5G y por la cantidad de ordenadores y tarjetas gráficas que se necesitan para el minado de las criptomonedas.